9 actitudes que te hacen gastar

Todo el tiempo insistimos en ahorrar, pero tal vez sea tiempo de fijarnos en aquellos estímulos que nos hacen querer gastar nuestro dinero. Te retamos a identificar si tienes alguna de las 9 actitudes gastonas que te dejan pobre.

1. Estás borracho, hambriento (o ambos)

Aceptémoslo, cuando estamos en “la peda” solemos ser más generosos y soltamos el billete fácilmente. Un estudio reveló que los estadounidenses gastan en promedio $139 USD en “sesiones no planeadas de compras por alcohol”, donde los hombres gastan $233 USD, cuatro veces más que las mujeres. Por otra parte, el hambre también nos incita a comprar para saciar el instinto; un interesante estudio de la Universidad de Michigan reveló que la gente que tiene hambre y compra, tiende a gastar un 60% más que aquellos que no tienen hambre.  Esto es interesante porque también otro estudio encontró que gastar en alcohol es uno de los gastos que generan más cruda moral en los mexicanos. Posibles soluciones:

  1. Sólo lleva el efectivo que planeas gastar.
  2. Dale tu cartera a tu amigo sobrio.
  3. Paga la cuenta desde antes y que no te vuelvan a vender.

Te recomendamos leer: Una pulsera que te castiga cuando gastas.

2. Te sientes triste o enojado

Se ha demostrado que cuando estás en un estado emocional inestable, comprar puede ayudar a que recuperes tu sentido de control y felicidad. Sin embargo, los efectos sólo son a corto plazo y si piensas que la “terapia de las compras” te ayudará a salir del hoyo, lo único que tendrás es un estado de cuenta terrorífico para limpiar tus lágrimas (y el moco). Posibles soluciones:

  1. Haz ejercicio. Es terapéutico y uno de los hábitos de los millonarios
  2. Lee un libro de auto-mejora… o suscríbete al newsletter de Querido Dinero. 
  3. Platica con un amigo o con un terapeuta y aprende a manejar tus emociones.

3.  Estás solo

Comprar para contrarrestar la soledad es efectivo con el tiempo, pero crea un círculo vicioso que no resuelve tus sentimientos, así lo explica un estudio publicado en 2013 en el Journal of Consumer Research que, en pocas palabras, dice que las compras materiales no pueden llenar significativamente los huecos en tu vida, sólo funcionan como una pavimentación malhecha. Posibles soluciones:

  1. Trabaja tu soledad de otras formas, hay libros para eso como “How to be alone
  2. Encuentra lo bueno de estar sólo, hay mucha información en internet.
  3. Únete a un equipo o clase co-curricular que involucre convivir con otras personas.
Las compras materiales no pueden llenar significativamente los huecos en tu vida, sólo funcionan como una pavimentación malhecha. 

4. “Me lo merezco”

Vivimos en la era de complacer los placeres personales, los “gustitos”, “premios” o como gustes llamarle, y con ello solemos justificar nuestros gastos. Posibles soluciones:

  1. ¿Por qué no? Aprende sobre la Gratificación Postergada.
  2. Si piensas “me lo merezco”, enfrenta ese pensamiento con la pregunta:
    "¿Este gasto es en pro de mi meta principal, o en contra de mis avances?” Eso te ayudará a tomar la decisión.
  3. Mantén un equilibrio: no gastes por cada obstáculo conquistado durante el día.

5. Piensas que es una oferta “imposible de resistir”

Las rebajas que gritan “compra una y llévate otra completamente gratis” o “50% de descuento por tiempo limitado”, nos hacen sentir que estamos adquiriendo una ganga. Pero Sam Sharf explica que una verdadera oferta sólo es aquella si estabas planeando comprar dicho objeto de cualquier manera. Si a la fecha no has usado las cosas que compraste en rebaja, lamentamos decirlo pero: caíste en el juego de la mercadotecnia y sólo compraste por la emoción de hacerlo. Posible solución:

  1. No te dejes llevar por las ofertas, sólo compra cosas que hayas planeado.

6. Sientes presión social

En los adultos también existe presión social: todos tus amigos o vecinos tienen algo, así que tú también lo quieres. La pregunta es, ¿realmente lo necesitas? Y una mejor pregunta sería, ¿puedes costearlo? Quizá lo que no te das cuenta es que detrás de todo el estilo de vida lujoso, tus amigos viven endeudados. Posible solución:

  1. No te compares, entiende que todos somos diferentes.

7. Tienes dinero, quieres gastar

Es un impulso natural: cuando recibes tu quincena o llega un ingreso inesperado, te es más fácil percibir que tienes dinero y quieres gastarlo. Así, terminas comprando unas vacaciones sin planearlo, cambias el coche, o simplemente sales a comer con más frecuencia.  Posible solución:

  1. Cuando recibas dinero, repártelo inmediatamente conforme un presupuesto.
  2. Cuando recibas dinero, paga todo lo que debes.
  3. Cuando recibas dinero, mételo a un fondo de ahorro.

8. Te dejas llevar

Imagina que sientes adrenalina, pero en lugar de correr, tienes dinero para contrarrestar el sentimiento. Un estudio en 2005 encontró que cuando alguien va de compras, su cerebro libera dopamina, la hormona de la felicidad. Así pues, es fácil asociar la felicidad con las compras, pero lo cierto es que esta sensación es transitoria y tendrás ganas de seguir comprando para sentirte bien. Posible solución:

  1. No te engañes.
  2. Genera endorfinas con otras experiencias, ¡cómo sucede al hacer ejercicio!

9. Prefieres soluciones cómodas

Los servicios que te ahorran tiempo y esfuerzo siempre te costarán más. El ejemplo claro es la comida, los servicios de paquetería express o pagarle a una persona para que limpie tu casa. No estamos en contra de que uses estos servicios, la clave es saber cuándo vale la pena pagar por ello. Posible solución:

  1. Aprende a disfrutar lo que te parece “aburrido”.
  2. Cocinar puede ser divertido, checa nuestra sección de “Foodie” 

 

¿Cuántas actitudes gastonas tienes? ¡Cuéntanos tus resultados y experiencias!   

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