¿Qué pesa más el CV o la actitud?
Crecimos con la falsa creencia de que llenar nuestro CV de títulos nos aseguraría un buen trabajo, ingresos suficientes y calidad de vida, que con eso sería más que suficiente para que cualquier empresa nos ofreciera una buena posición, sin embargo, nadie nos explicó que fuera de las aulas encontraríamos un mercado laboral competido, globalizado y modernizado.
En este golpe de realidad, la primera pregunta que se te viene a la mente es, ¿cómo voy a destacar yo entre todos los demás profesionistas de mi área? Comienzas a ir a entrevistas, ves de reojo el CV del prospecto a lado de ti y te asusta ver que tu competencia probablemente tiene mucha más experiencia que tú o egresó de alguna universidad de renombre. Piensas, ya fui.
Tu actitud te hace brillar
Pero las cosas han cambiado mucho. Atravesamos la época de la globalización y la tecnología, hoy cualquier persona con acceso a internet puede buscar en YouTube o cualquier otra plataforma, la información suficiente para desarrollar una habilidad o adquirir nuevos conocimientos. Como si no hubiera suficiente competencia.
Hoy quiero platicarte sobre eso que te hará destacar entre el conjunto de CVs en la mesa de Recursos Humanos: tu actitud. Así de sencillo como suena, este es uno de los elementos principales para contratar a un buen elemento para tu equipo.
Una historia sobre actitud
Tengo muchas historias que contarte para que me creas, pero elegiré la primera de mi vida profesional:
Mi primer trabajo fue en Turismo, en el área de Grupos - Bodas en donde tenía contacto con alrededor de 250 agentes de viaje alrededor de USA, Canadá y UK. La operación del día a día me estaba ahogando y le demostré a Recursos Humanos, con un análisis de Tiempos y Movimientos, que era necesario contratar a una asistente. Comenzaron la búsqueda y por tema de jerarquías, no sería yo quien eligiera al candidato ganador, sino mi jefe de aquel momento.
El primer día de trabajo de mi nueva asistente, me comenta que no hablaba inglés (PLOP) imagina mi cara cuando escuché esto, pensando en el tiempo que me llevaría enseñarle un nuevo idioma, en si realmente podría ayudarme con el paquete… Pero ella tenía (y tiene) algo muy especial: una actitud increíble. Desde el día uno fue una persona receptiva, curiosa y atenta, ponía mucha atención en cada uno de mis movimientos, siempre llegaba puntual, daba el extra en cualquier tarea.
La moraleja
Entre su gran actitud y mi parte como líder, ella se decidió a comenzar a tomar clases de inglés, hacíamos la tarea en la oficina, poco a poco comenzó a escribir correos en inglés, yo los corregía, hasta que llegó el momento de mi siguiente periodo vacacional, en el que ella se hizo cargo al 100% de la operación sin que se presentara ni una sola queja ni interna, ni por parte de los clientes. No solo había aprendido un nuevo idioma en un tiempo bastante corto, simultáneamente, aprendió a usar programas, la logística de operación y de ventas, de reportes y por supuesto, siempre con la mejor actitud. Muy poco tiempo después de renunciar a ese trabajo me escribió para contarme que la habían ascendido ☺
Esta historia me dejó una gran lección: no contratas a alguien por sus diplomas o habilidades, lo haces por su actitud; a una persona con una actitud de aprendizaje, resiliencia y voluntad, siempre podrás enseñarle (o simplemente lo hará por su cuenta) cualquier nueva habilidad, idioma, programa o experiencia que se convertirá en una herramienta para su futuro personal y profesional.