Si lo quieres vender después, pide factura ahora
Es hermoso el olor a carro nuevo, ¿cierto? Es padrísima la emoción que se siente cuando te entregan las escrituras de un terreno en un desarrollo que está en fase de preventa. Y ni hablar de cuando te entregan las llaves de tu nueva casa, ¡qué cosa más bella!
Es tanta la emoción que nadie se pregunta durante el proceso: “y cuando quiera vender esto que estoy comprando, ¿tendré que pagar impuestos de esa venta? ¿Cómo puedo hacer para no pagar tanto?”.
Pues quédate que te voy a contar lo importantísimo que es pedir facturas de los activos fijos que adquieres para cuando vayas a venderlos.
¿Qué es un activo fijo?
Existe una definición contable muy bonita en el libro técnico por excelencia de la contabilidad, las Normas de Información Financiera.
Pero para no ser tan técnico, te la voy a parafrasear como: bienes tangibles que tiene un individuo, con propósito de usarlos, ya sea para producir, prestar servicios o por fines administrativos, y no tiene el propósito inmediato de venderlos.
Esto significa que la intención es tenerlos por más de un año y recuperar lo invertido precisamente mediante su uso a lo largo del tiempo.
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Desgaste y depreciación
Salvo algunas excepciones, el uso de los activos los hace irse desgastando y perder valor a razón de ciertos porcentajes anuales.
Lógicamente hablamos de bienes de valor considerable.
Depreciar un lápiz no tiene ningún sentido por su costo y su duración, depreciar un escritorio, una laptop, un auto o una construcción por supuesto que tiene sentido depreciar su costo para diluirlo a lo largo de los años que se le darán uso.
Lo fiscal de los activos fijos y su depreciación
Bueno, ya sabemos lo que son los activos fijos, que los queremos para usarlos y no para revenderlos luego luego y que pierden valor con el paso del tiempo y su deterioro, por lo que podríamos decir que ya conocemos la parte contable.
Ahora entendamos la parte fiscal.
Cuando uno vende un activo de su propiedad, genera ingresos bajo el régimen de enajenación de activos y tiene que calcular su posible ganancia y en consecuencia sus impuestos con base en las reglas de este régimen.
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La mecánica de cálculo es algo atípica y medio curiosa, pero te la voy a platicar porque cuando termine de platicarte cómo funciona, entenderás por qué es importante contar con la factura de tus activos a tu nombre.
Para determinar si hay que pagar o no impuestos por la venta de un activo, primero que nada hay que determinar si se obtuvo ganancia o no.
Cada activo puede tener algunas deducciones y otros activos otras, pero una deducción que todos los activos tienen sin importar su naturaleza es el costo comprobado de adquisición, es decir, lo que a ti te costó comprar ese bien.
El costo comprobado de adquisición va a disminuyendo cierto porcentaje por la depreciación que ya te contaba.
Por ejemplo:
Unos vehículos, cuyo costo de adquisición va disminuyendo a razón de un 20% anual.
Si compras un carro en marzo de 2020 y lo quieres vender ahora en julio de 2023, habrán pasado 3 años desde que compraste el auto, por lo que su costo comprobado de adquisición ya será un 60 % menor.
Pero la ley te permite tomar en cuenta la inflación.
Pongamos números a nuestro ejemplo:
Monto de compra: | Monto de venta: | Fecha de compra: | Fecha de venta: |
$260,000 | $220,000 | Marzo de 2020 | Julio de 2023 |
INPC de marzo de 2020: 106.838 | 106.838 | ||
INPC de julio de 2023: |
128.084 (es el INPC de mayo pero es el último INPC publicado) | ||
Inflación de marzo 2020 a julio 2023: |
(128.084/106.838) - 1 = 19.88% |
||
Costo comprobado de adquisición ya depreciado: | $156,000 | ||
Costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar: |
$104,000 |
||
Costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar incluyendo la inflación: |
$124,675 |
||
Diferencia entre el monto de venta y el costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar incluyendo la inflación: | $95,325 |
Como ves, determinamos por separado el costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar y la inflación entre el mes de compra y el mes de venta.
Una vez que tenemos ambos datos, aplicamos la inflación al costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar y al resultado lo restamos a nuestro monto de venta.
Si el monto de venta fue mayor al costo comprobado de adquisición pendiente de depreciar incluyendo la inflación, entonces habremos generado una ganancia, como en nuestro ejemplo.
Y ya lo sabes, por la ganancia habrá que pagar impuestos.
¿Y qué pasa si la factura no está a mi nombre?
Envato/Tatiana_Mara