Antes de renunciar a tu trabajo, pregúntate esto
Renunciar a tu empleo o proyecto es una fase que pasa poco a poco, que va acompañada de un montón de sentimientos que casi siempre, en la frustración del momento, no logramos ver con otra perspectiva para saber si de verdad queremos renunciar o, si es un solo un bache en nuestra vida laboral a superar.
A mí me paso esto y por eso, decidí crear este artículo. Me di cuenta de que solo necesitaba un break.
Después de este descanso, regresé con otra perspectiva y una serie de ideas que puse en acción para seguir siendo feliz en mi trabajo, te las cuento a continuación:
1. Para cuando sientas hartazgo y frustración:
¿Estás dando lo mejor de ti, o hay algo más que todavía puedes hacer para mejorar?
A veces, entre tanto cambio o llamadas con el cliente insatisfecho, nos viciamos y hasta llegamos a rincones tan negativos que nos hacen pensar que tal vez no somos buenos en lo que hacemos. Por eso, siempre, siempre, pregúntate si estás dándolo todo o si todavía puedes mejorar.
Te sugiero lo siguiente:
- Inténtalo al modo de tu jefa o jefe, al tuyo, un mix entre los dos y manda
todos los diferentes caminos.
- Pregunta a más personas de tu equipo, tener otras opiniones no viciadas ayudan mucho.
- Normaliza el “no estamos en horario laboral” tal vez estás harto porque ni comer te dejan o porque trabajar es lo único que haces.
2. Rutina
La rutina es como ese crush que amabas al principio, pero después te aburrió y ahora no sabes qué hacer.
En estos tiempos de estar en casa, te sugiero intentar nuevas cosas tanto online como offline:
Online:
- Acércate a tu jefa o jefe y dile que quieres aprender nuevas cosas, menciónale tus áreas de interés y si tienes cursos en mente, ¡preséntalos de una vez!
- En esos 5 minutos antes de empezar la reunión, ¡haz plática! a veces un pequeño chiste y carcajada rompen el mood del aburrimiento.
- Arréglate y prende cámara. Sí, el tan solo hecho de saber que los demás te están viendo, hará que te animes a arreglarte o vestirte para esa junta.
Offline:
- Trabaja en otro lado de tu casa, en la sala, en el comedor o crea tu espacio laboral.
- Con todas las medidas de higiene, sal a caminar un ratito.
- Trabaja con algún amigo en casa.
- Bookea un Airbnb que no te quede muy lejos y trabaja en otro lado.
3. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste vacaciones?
Ok, esta es muy importante.
A veces, el tiempo nos come e ignoramos que nosotros también debemos descansar, así sea en un lugar fuera o en casa, es importante tomar vacaciones.
Cuando regreses, verás todo con una perspectiva diferente, y podrás decidir si la idea de renunciar es real o si solo era que necesitabas un tiempo fuera.
4. Valora a tu equipo
Pregúntate lo siguiente:
- ¿Te llevas bien con los demás?
- ¿Tu jefa o jefe son personas que se prestan a platicar amistosamente? Ósea ¿sin jerarquía?
Este punto es también mega importante, porque si al final aún te sientes incómoda en el trabajo, con un equipo empático y que se lleva bien contigo ¡puedes hablarlo! y encontrar una solución en conjunto.
Renunciar es ese sentimiento que sale en momentos de frustración y es súper importante lograr tener una perspectiva clara y tranquila de todo el panorama laboral antes de decidir cualquier cosa extrema.
Intentar todo lo que esté en tus manos para mejorar también es clave, ya que si aún después de haberlo dado todo, sigues igual, ok tal vez la renunciada no es mala idea.
Así que ¡respira! Ve qué cambios puedes hacer, pónlos en acción y observa si hubo mejoras o no, para después tomar una decisión clara y objetiva.