Las actitudes y decisiones que tomas en la vida te afectan directamente en la manera de ver tu trabajo. Checa estos consejos para pasarla mucho mejor en tu entorno laboral.

Es más fácil quejarse pero no lo hagas

No gano lo suficiente, mi jefe es pesadísimo, estoy harto/a, no me gusta lo que hago, me dejan muchísimo trabajo, estoy saturado/a de pendientes.

Posiblemente te identifiques con más de dos de estas expresiones PERO detente un poco. Las quejas, después de repetirlas tantas veces, se convierten en una zona de confort.

Aunque no te sientas cómodo, te acostumbras a estar en ese mood de solo quejarte.

Observa si ese es tu caso y sal de ahí. Si no te gusta lo que estás viviendo, muévete de lugar. Tal vez no será algo fácil de hacer pero existen otras alternativas disponibles para ti. Aquí aplica la frase que dice “Si quieres cambio verdadero, camina distinto”. No te acostumbres a solo quejarte, el gasto de energía es abismal.

Rinde al máximo en el presente

Un proverbio japonés dice: “El verano prende la llama que el invierno aviva. Se refiere a todo lo que resulta intempestivo o inútil. Sin embargo, piensa que llegará un momento en que lo que por de pronto no resulta útil llegará a serlo. Y me refiero a la importancia de esperar con paciencia a que llegue el momento adecuado.

Aunque a todo se le llama trabajar, hay empleos que parecen más atractivos y deseables vistos desde afuera y otros que resultan más normales y corrientes. En las mismas condiciones forma parte de la naturaleza humana el deseo de tener un trabajo fantástico.

Sin embargo los que ya tienen ese trabajo fantástico no siempre hicieron cosas tan maravillosas. Lo que ahora ves en ellos es el resultado de haber trabajado antes con constancia y regularidad desempeñando tareas normales y corrientes.

Lo que quizá ahora te parece inútil puede terminar por favorecerte. Ni uno solo de tus esfuerzos caerá en saco roto si rindes al máximo en el presente.

Ha llegado el momento de decir “Yo me encargo”. Sé tú el que adopte esa actitud. Te será recompensado.

Encuentra tu motivación (por más difícil que sea)

Sabemos que no puedes renunciar así como así

Tomar la decisión de dejar un trabajo puede tomar tiempo. Existe ese miedo de “¿y ahora dónde voy a trabajar o necesito ese dinero”.

Si estás en eso, trata de hacer la siguiente evaluación

¿De verdad no me gusta este trabajo que tengo?

¿Por qué quiero renunciar?

¿Es aburrimiento o inconformidad lo que siento en esta empresa?

¿Qué cosas positivas me ha dado este trabajo? Haz un esfuerzo por ver lo bueno, lo que sí tienes, por ejemplo: Bienestar económico, estabilidad, prestaciones, etc.

¿En  qué lugares me gustaría trabajar? (sé específico, checa qué empresas y qué puesto)

Si después de hacerte estas preguntas, llegas a la conclusión de que este ciclo se terminó y quieres comenzar uno nuevo en otro lugar, ponte una fecha límite y toma acción.

Si te es posible, no te salgas del trabajo sin antes haber encontrado uno nuevo. Te decimos esto porque renunciar sin tener un ingreso seguro puede causarte estrés, preocupación y ansiedad.

Aún no eres quien vas a llegar a ser

Pero vamos avanzando. Todo es pasajero y los tiempos han cambiado. Antes, nuestros papás solían durar toda la vida en un mismo trabajo y no había de otra y con eso estaban bien. ¿De verdad tú crees que estarás para siempre en esa empresa?

Todo es temporal. ¿Qué puedes hacer para mejorar tu entorno?

Recuerda que para tener relaciones sanas es necesario tener conversaciones incómodas (esto aplica en tu vida personal pero también con tus compañeros del trabajo y con tu jefe/a).

Un momento incómodo te durará 10 minutos aproximadamente, si no hablas acerca de cómo te sientes, esto te ocasionará una incomodidad mil veces más grande que cuando realmente te enfrentas al problema a solucionar.