No hay forma de evitarlo: nos hacemos mayores, aunque algunos se resisten con todas sus fuerzas.
¿Cuánto dinero se nos va evitando envejecer?
Les contaré la historia de mi tía, una mujer muy bella desde joven. Veo sus fotos de hace varios años y realmente podía pasar como una top model de las revistas de Vogue de los años 50’s.
Siempre luciendo un cabello impecable, rizos definidos, dientes blancos, ojos grandes, maquillaje bien colocado sobre sus mejillas, tacones, vestidos entallados y curvas pronunciadas.
Todo bien con eso pero poco a poco y con el paso de los años, el cabello de mi tía comenzó a ponerse blanco y su cara empezó a arrugarse.
A mi tía le pasó lo inevitable.
¿Alguna vez han visto la película de Enredados? ¿Ubican a Madre Gothel? Pues hagan de cuenta que ella era mi tía. Ella se aferró a la idea de vivir “siempre joven” sin importar cuánto dinero gastaría en eso.
Su cuerpo cambió y pronto se dio cuenta de nuevas arruguitas en su cara y su piel se volvió más delgada y aguadita.
¿Tintes?
Cada 15 días iba a la estética a hacerse su clásico retoque.
Utilizaba el olor chocolate- caoba pero llegó un punto en el que las canas invadieron toda su cabeza y tuvo que invertir más dinero para ocultar todos esos cabellos color blanco.
Un día, fue tanto el tinte que le pusieron que su cabello se le comenzó a caer y ya se imaginarán el dramón que se armó ese día en la peluquería. Mi tía los quería fusilar.
No le quedó de otra más que someterse a un trasplante en capilar, un procedimiento basado en la recolocación del cabello desde una zona del cuero cabelludo y este tratamiento le costó en promedio $60,000 (o al menos es lo que me contaron mis primos).
¿Botox facial?
Mi tía querida comenzó a utilizar botox para quitarse todas esas arrugas de expresión en el tercio superior de la cara: frente, entreceja y las conocidas “patas de gallo”. Mi familia y yo, comenzamos a notar que mi tía iba más seguido a su clínica de confianza a inyectarse más y más botox. Luego comenzó con los efectos secundarios y complicaciones. Tenía hinchazón y le salieron hematomas en los lugares de la inyección y le daban unos dolores de cabeza insoportables.
El doctor le había dicho a mi tía que lo normal era inyectarse dos veces al año pero ella regresó varias veces más de lo recomendado.
¿Productos rejuvenecedores?
Un día la fui a visitar a su casa y sobre la mesa había varios tickets:
Base de maquillaje, lipstick, corrector, sombras, rimel, mascarilla antienvejecimiento, lapiz de cejas, rubor, crema antiarrugas, maquillaje en polvo, bloqueador anti rayos UV, etc.
El total de ese ticket oscilaba entre los $6373.
¿Blanqueamiento dental?
Este tratamiento rondaba entre los $2,000 y $5,000 y visitaba a su dentista cada dos meses, a pesar de que sus dientes se fueron debilitando por los líquidos que colocaban en sus dientes. Sentía como un “tick” en su dentadura a consecuencia de los blanqueamientos tan seguidos que sea hacía.
Con esto podemos concluir que está increíble invertir en ti mismo. Nada en contra de eso, la cosa aquí es que mi tía perdió el equilibrio y se obsesionó con la idea de parecer “forever young”.
No quería aceptar que estaba envejeciendo y eso le costó mucho dinero. Hoy ella ya no vive, le pasó lo inevitable y partió de este mundo (a pesar de todo el dinero que invirtió).
Envejecer es inevitable, por eso, es importante planear esta etapa de la vida y no temer a ella.
Hay que celebrar, abrazar todos nuestros años vividos y aceptar con amor el presente.
