Cuándo y cómo sí

Creer que motivar a los hijos con dinero es ayudarles a tener mente de tiburón puede ser equivocado… porque para llegar a ser tiburón hace falta antes mucho más que dinero. 

Muchos papás -financieros o personas de negocio, sobre todo- intentan motivar a sus hijos con las motivaciones que ellos usan para hacer un esfuerzo extra en el campo laboral. ¿Por qué yo, adulto, me quedaría más tiempo en el trabajo?, ¿por qué estudiaría un posgrado?, ¿por qué trabajaría los fines de semana en un negocio propio?... además de la afición, seguramente es porque obtendrás una recompensa económica que después se traducirá en mayores oportunidades, bienestar o gustos. Lícito y bueno. Pero, ¿es adecuado hacer lo mismo con los hijos? 

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El dilema no es el dinero

Me gusta ser poco categórica y en lugar de dar un rotundo “sí” o un contundente “no”, prefiero pensar cuándo sí y cómo sí. 

El foco del dilema no lo pondría en el dinero, sino en la motivación. Motivación significa 'causa del movimiento', ¿qué es lo que nos mueve? Como en un coche, la calidad del motor definirá la calidad del movimiento. Queremos que nuestras motivaciones sean potentes, pero también duraderas.

La motivación como los coches, la calidad del motor definirá la calidad del movimiento.

La clave es la motivación

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Una motivación potente nos sirve para superar algún reto alto que pocos logran o para tomar acción con mucha determinación sin escatimar el esfuerzo. Pero al mismo tiempo necesitamos una motivación duradera para mantenernos en la acción hasta ver resultados. Si no, el impulso de las decisiones, por muy valientes que sean, no darán resultado.

Mientras más efímera, cambiante y pasajera sea la motivación, puede ser potente, pero será poco duradera. Mientras más profunda e inmaterial sea la motivación, tarda más en convencernos a tomar acción, pero puede durar más. 

El dinero un tipo de motivación efímera y poco profunda. Habrá un momento en que más dinero no será motivación suficiente para ponerme a hacer las cosas. 

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Entonces cuándo y cómo sí

Entonces, ¿en qué momento sí usar el dinero como motivación para los hijos? 

Ayudará distinguir la etapa de madurez y formación en que se encuentran: 

• En kínder, primaria y secundaria son importantes las reglas, límites y hábitos que les faciliten el desarrollo social y profesional en la vida adulta. Un niño caprichoso será un adulto débil de voluntad para conseguir retos grandes que le hagan destacar y formar su éxito. Esta es una etapa de larga duración, recomiendo el uso del dinero solo en ocasiones excepcionales, más como un premio que como una condición; y sí en temas más allá de su deber, por ejemplo, si el hijo decide tener un emprendimiento.

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Puedes leer: En qué momentos empezar a hablar del dinero con tus hijos

• A partir de preparatoria es necesario que experimenten las exigencias, responsabilidades y premios de la vida adulta, con el acompañamiento de los papás, aunque sea para decir: “te lo dije”. En esta etapa la motivación más fuerte para ellos es la SOCIAL y con ella las implicaciones económicas. Como papá, ¡usa esa motivación para que ellos crezcan profesional y económicamente! Apóyalo con algunas salidas y rétalo a pensar cómo puede conseguir más dinero para las demás poniendo a trabajar sus talentos, enséñalo a encontrar su pasión, a disfrutar de los resultados de su esfuerzo en lo que le gusta. Mientras más experimenten, más pronto encontrarán la carrera con la que más conectan, disfrutan y destacan.

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• Y a partir de la universidad, no solo es importante, sino necesario, que hayan formado la madurez para automotivarse y que esas motivaciones, además de económicas, sean sobre su plenitud personal: su capacidad para crear, aportar y resolver. Cuando experimentamos la satisfacción de aprender, superar retos profesionales, aportar en el trabajo o la sociedad, la satisfacción es profunda y duradera, nadie nos la quita, y el dinero es una consecuencia. Esta etapa es una gran oportunidad para asegurarnos de que su motivación es disfrutar lo que son capaces, su seguridad personal, y no solo el reconocimiento de sus papás.

Puedes escuchar: Millennials viven en casa de sus padres

Cuando experimentamos la satisfacción de aprender, superar retos profesionales, aportar en el trabajo o la sociedad (...) el dinero es una consecuencia.

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Quizá motivar a tus hijos con dinero es la forma más fácil de tener resultados inmediatos, pero concluiría que son como las dietas milagro: funcionan de inmediato, te descompensan (berrinches), descomponen tu metabolismo y después es más difícil que puedas obtener los resultados deseados por los medios sanos.

Por último, motivar con dinero no se refiere nada más a dar dinero, motivamos con las palabras y con nuestro ejemplo. ¿Cómo es tu relación con el dinero? ¿Lo que ven tus hijos los motiva a tener una relación positiva con su profesión, con el dinero y con su vida?

Ser papá o mamá no es fácil, ¡pero puedes hacer divertido y enriquecedor, crecer junto con tus hijos!

Referencias: 

Episodio: El emprendimiento también es cosa de niñas jugando con ellas. Empodera a tus hijas. Podcast AfortunadaMente 

Financial education and youth (OECD.org)