En años recientes estalló en redes sociales una controversia por la llamada “Flor de la Abundancia”, un esquema que prometía ganancias hasta por $24,000 pesos en un abrir y cerrar de ojos. ¿Escuchaste hablar de esto? ¿Confiaste tu dinero en este esquema? Esperamos no llegar muy tarde a tu vida, pero tenemos que decirlo: la flor de la abundancia, en realidad es una flor de la estafa. El esquema es económicamente insostenible a largo plazo y aquí te explicamos por qué.
¿Cómo “funciona”?
Este sistema funciona de manera piramidal, algo muy similar al Esquema de Ponzi, una estafa que le dio mucho dinero y fama a Charles Ponzi por ahí de 1920, o al “fraude más grande en la historia de los EEUU”, realizado por Madoff y arrastrando desde gente común hasta a famosos como Steven Spielberg y Pedro Almodóvar. 
Actualmente, la cosa es más o menos así: una persona comienza un grupo de 15 integrantes en WhatsApp o Facebook. De aquí se reparten de la siguiente manera,
- Una persona en el 1er nivel, es el centro de la flor. Su función es recibir el dinero.
- Dos personas en el 2do nivel. Su función es aportar la motivación al grupo.
- Cuatro personas en el 3er nivel. Su función es invitar a nuevos integrantes.
- Ocho personas en el 4to nivel. Su función como los integrantes recién llegados es aportar el dinero ($3,000 pesos).
Al cumplirse la meta, el centro recibe el dinero, sale y los pétalos suben de nivel hasta que todos ocupen el centro y reciban dinero. El esquema suena prometedor: dinero fácil, una comunidad conformada por amigos o conocidos, y entre más rápido se forme la flor, más rápido se obtiene dinero. Entonces, ¿por qué decimos que no funciona?
¿Por qué no funciona?
1. El financiamiento se agota
La flor de la abundancia sigue un esquema de pirámide. Como el dinero no se reinvierte en nada, la única forma de financiamiento es asegurar que entren más personas a la flor, pero este crecimiento es insostenible.
2. Números irreales
¿Por qué decimos que es insostenible? Imagina que eres uno de los 8 pétalos que dieron su dinero al centro. Es decir, 8 inversionistas, 1 ganador. Ahora la flor se divide en 2. Cada una necesita 8 personas para sostenerse, es decir 16 en total. Sumando a los inversionistas iniciales, tienes en total 24 inversionistas y sólo 3 ganadores. Estas dos flores se dividen, ahora son 4 en total. Necesitas 56 inversionistas para ¡sólo 7 ganadores! Ya puedes darte cuenta del riesgo que implica este esquema: la cantidad de inversionistas para el número real de ganadores es... absurdo.
3. Confías en desconocidos
Quizá al principio estás rodeado de amigos y conocidos que confían unos en otros para juntar el dinero, pero sólo piensa en las 39 personas adicionales que necesitas para recibir dinero, ¿cuál es la probabilidad de que conozcas a cada uno de ellos —y ellos a ti— para confiar uno a otro? Lo que empieza con confianza, por familiaridad, puede volverse sospecha entre desconocidos.
Aprende a identificar los fraudes
Además del dinero que promete, este tipo de esquemas deben su atractivo a su discurso y ojo, porque la “Flor de la Abundancia” es sólo un ejemplo; hemos escuchado otros como “Círculo de mujeres”, “Círculo de telares”, etc. Entre sus integrantes escucharás hablar sobre retos superados, enfrentar lo imposible (particularmente cuando el mundo dice que su esquema es insostenible), mística, apoyo en comunidad, además de historias de éxito personal que contagian entusiasmo y esperanza. Y vaya, ¿Quién no quiere esta energía positiva en su vida? Pero no se vale apelar a estas emociones para disuadir, por eso aquí te decimos algunos tips para identificar farsas similares:
- Grandes beneficios sin esfuerzo.
- Te dicen que no corres ningún riesgo.
- Pagas una sola cuota de “inscripción” (tus $3,000 pesos).
- El dinero no se invierte ni se hace un negocio que produzca.
- Incluyen un aspecto espiritual: dar desinteresadamente, dar generosamente y con todo tu amor.
- Llevan una carga emocional: a través de mensajes motivacionales por WhatsApp o redes sociales.
Simplemente, no hay ninguna garantía de retorno. Sólo la esperanza de dinero fácil y rápido. Algo que Alan Harper vivió en un capítulo de Two and a Half Men.
