Cómo tomar vacaciones de mi trabajo sin morir en el intento

México es uno de los países con menos vacaciones pagadas en el mundo, el mínimo legal de días de vacaciones pagadas en este país asciende a 6 días en tu primer año de trabajo desde 1970 hasta la fecha de esta publicación, tan solo una tercera parte de los 18 días que recomienda la Organización Internacional del Trabajo. Otro aspecto no considerado en la legislación mexicana tiene que ver con el tiempo trabajado, es decir, cada que comienzas un nuevo trabajo, los días laborados en tu trabajo anterior se “anulan” y la cuenta comienza de cero para poder acceder a tus 6 días de vacaciones.

Más de 50 años han transcurrido desde esta legislación en materia laboral, lo que se manifiesta en una cultura que prioriza el trabajo sobre el bienestar personal. “L@s mexican@s somos chambeadores (o sea muy trabajadores)” es parte del status quo de nuestra sociedad, provocando que estos pocos días de descanso a los que tenemos derecho al año, no sean precisamente respetados por nuestros superiores y compañer@s.

Por otro lado, también se encuentran los trabajadores (con empleo e independientes) que desarrollan esta incapacidad por desconectarse del trabajo, a quienes coloquialmente conocemos como workaholics, personas “adictas” a sus responsabilidades laborales que son incapaces de darse el tiempo para realizar otras actividades. Si esta descripción te suena familiar, es probable que seas tú quien no dé prioridad a tu tiempo de descanso y esparcimiento.

Síntomas del Workaholic

¿Conoces a alguna persona que no puede despegarse del celular o la computadora porque siempre está “resolviendo algo del trabajo”? ¿Aquel amigo o familiar que se pierde de las reuniones porque siempre tiene más trabajo que hacer? Mucho ojo con no confundir la exigencia de más horas de trabajo y responsabilidades por parte de tus superiores con la adicción al trabajo, si la exigencia no viene precisamente de ti es probable que estés sufriendo de Burnout, aquí te cuento ¿Cómo sobreviví al Burnout?

Si lo que sientes es más bien una necesidad imperiosa por trabajar y por asumir cada vez más responsabilidades en tu vida profesional, entonces es probable que seas un workaholic. Culturalmente, nos han vendido la idea de que ser “adicto al trabajo” es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos, admiramos a las personas que trabajan duro y romantizamos la idea del esfuerzo, sin embargo, como sucede con la ludopatía o la adicción por las compras, existe una falta de control en nuestros impulsos, que en exceso, puede afectar nuestra salud física y mental.


Es por eso que en este artículo quiero compartirte la experiencia de una ex workaholic (sí, de las que se sentía orgullosa de serlo) que ha dejado esta “adicción” atrás, en búsqueda de una vida plena y en equilibrio desde mi Zona de Genialidad. Si quieres encontrar tu Zona de Genialidad, te invitamos a leer Planeación de vida de la editora de Vogue, Elaine Welteroth.

Una mente sin espacio

¿Por qué es tan importante tomar vacaciones? Hasta la Edad Media un ser humano procesaba a lo largo de toda su vida, información equivalente al contenido de una revista; con la llegada del internet y las redes sociales, hoy el ser humano procesa más información que nunca antes en la historia de la humanidad. Es importante conocer este dato para reconocer que nuestra “máquina mental” está trabajando constantemente a máxima capacidad y que el exceso de información produce ansiedad y altera tu capacidad de toma de decisión. 

Nuevas ideas no pueden llegar a una mente sin espacio, si tu mente es un espacio saturado de información no queda espacio para la innovación, la resiliencia ni la paciencia, desatando una sensación de frustración y cansancio.

Mucho cuidado también con la positividad tóxica que generalmente proviene de cuentas en redes sociales que nos invitan a crear “rutinas perfectas” sin considerar la realidad individual; la imagen de Girl Boss, Entrepreneur o Lobo de Wall Street que vive para construir un imperio no siempre muestra todas las caras de la moneda, y por supuesto en este tipo de idealización, no existe tiempo para el descanso.

Descansar también es productividad

A veces no hacer nada, es lo más productivo que puedes hacer. Cuando tu cuerpo y tu mente te piden descanso a gritos, es momento de atenderte y darte la prioridad que mereces; si eres una persona workaholic y te cuesta trabajo controlar tus impulsos por trabajar, aquí te comparto algunas recomendaciones que te ayudarán a tomar vacaciones de tu trabajo sin morir en el intento:

Prepárate para las vacaciones. He estado en tu lugar y entiendo lo difícil que es no contestar la llamada de tus superiores o de tus clientes, una práctica que me ha funcionado muy bien es notificar a clientes, proveedores y/o jefes sobre mi periodo vacacional. Eso sí, planeo muy bien mis días previos para dejar listas todas las entregas de proyectos y avances, además, dejó un mensaje automático en mis correos con asunto de “FUERA DE OFICINA”, notificando sobre los días de mi ausencia y en su caso, dirigiéndolos con la persona que será mi back up durante esos días.

Desconéctate. La primera vez que lo hice fue porque tomé vacaciones en un destino sin acceso a internet y sin duda, fue una de las mejores vacaciones de mi vida. No es necesario que viajes a un lugar remoto, recuerda que el “Modo Avión” y el “Modo Silencio” están disponibles en casi todos los dispositivos móviles.

Elimina la positividad tóxica. Si seguir cuentas de Motivación y Productividad te está hundiendo emocionalmente, aléjate de ahí. Recuerda que cada cabeza es un mundo y que, a veces, lo más productivo que puedes hacer, es descansar.

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