Propósitos de Año Nuevo para niños

Qué deberían aprender y qué no

 

Seguro te parece forzado enseñarle a los niños a hacer propósitos de Año Nuevo. El tema no es sentarlos a hacer su lista necesariamente, sino la conciencia de que ellos ya están aprendiendo de lo que ven y oyen de ti.

Recuerda que aunque el mundo está lleno de adultos, para el niño sus padres, abuelos, tíos, maestros, son el modelo a seguir -aunque no lo merezcan- para el niño, ellos son lo mejor que se debe ser y hacer. Por eso en este artículo te daremos 3 claves para que aprendan de ti lo mejor sobre los propósitos de Año Nuevo.

Se vale soñar

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Niño feliz jugando a imaginar naves espaciales pintadas con tiza.Hay 3 actitudes naturales ante la vida y las circunstancias: optimista, pesimista y realista. El optimista naturalmente sueña. Los pesimistas y realistas sueñan menos. Pero los sueños nos ayudan a crear, a salir de la rutina, a ver ese: qué pasaría si… que nos mueve a dar el primer paso. Yo te recomendaría darte permiso de soñar un poco sobre tus propios deseos y con tus hijos, reconociéndolos como lo que son: sueños, idealistas -no realistas-, pero de los que podremos sacar ideas para nuestras metas, motivación y dirección.

El deseo es lo que nos mueve. Dice un filósofo que para que decidamos tomar retos en la vida, la persona necesita tener una meta lo suficientemente alta que justifique el esfuerzo. La vida y sobre todo la vida de los niños y con niños- se compone de una gran parte de rutina. Nada más aburrido que la rutina. Y ¿por qué valdría la pena esforzarse en mantener la rutina? Por todos los beneficios acumulados que puede dar en el largo plazo. Esa gran meta o sueño, como un autor diría, es el “por qué”. Así que no nos asustemos de tener una etapa creativa para soñar en el proceso de hacer nuestros propósitos de Año Nuevo.

La persona necesita tener una meta lo suficientemente alta que justifique el esfuerzo.

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Puedo

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Mamá ayuda a su hija con las clasesUna meta alta no es suficiente para movernos. Solo tomaremos acción si estamos seguros de que existe la meta y podemos alcanzarla. 

Aquí el papel del adulto es muy valiosa en dos líneas:

  • Cumple lo que prometes. Cero chantajes. Los chantajes terminan anulando la motivación en los niños porque la realidad les confirma que esa meta o ese premio no existe. Y -como Pedro y el lobo- el día que sí cumplirás, ya no te creen. Claro que se vale fallar y no alcanzar lo que pensábamos que podíamos cumplir, pero es la excepción, no la costumbre, lo puedes platicar con el niño y esto le ayudará a formar la empatía y la tolerancia a la frustración, siempre y cuando no se le traicione.
  • Acompañarlo hasta alcanzar su meta y festejarla. Un meta alta requiere esfuerzo y habrá dificultades, errores, frustraciones y ganas de renunciar a ella. El papel del adulto es valiosísimo aquí primero para poner metas y medios realistas, luego para ser realistas en la ejecución y ayudarle a entender al niño que los errores y la desgana son parte del camino y los ganadores siguen intentando hasta llegar a la meta. (Profundizaremos en la siguiente clave).

Tomaremos acción si estamos seguros de que existe la meta y podemos alcanzarla. 

Seamos realistas

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niña escribe la carta a Santa Claus cerca del árbol de Navidad en el interior.Los propósitos de Año Nuevo se caracterizan por ser esas buenas intenciones que se apagan en el primer mes del año y el gran problema es que esa bomba de motivación que a veces nace en nosotros se apaga por un solo error: nunca fuimos realistas.

Lo peor que puede aprender tu hijo sobre los propósitos de Año Nuevo es que nunca se cumplen. Tienes el reto de demostrarle que tú y él pueden cumplirlos, aunque los demás no lo hagan. Para esto te recomiendo 3 tips para hacer propósitos realistas:

  1. Solo 3 propósitos: no te preocupes, cuando los cumplas en el año, te pones nuevos. Elige tus prioridades y enfócate.
  2. Pon medios que puedas cumplir diario o semanalmente: la meta no es el medio. El medio puede cambiar, la meta no (es mejor que no). Y el medio defiende la meta. Por ejemplo: lograr un IMC de “x” en 2024 (meta), ir al gimnasio (medio); el día que no puedas ir al gimnasio lo cambias por: tomar 2.5l de agua (medio), pero no cambias la meta. 
  3. Monitorear la motivación y calibrar la meta: si te desanimas, puede ser que la meta haya sido muy ambiciosa y la sientas demasiado difícil o demasiado lejana, ajústala.  

Tienes el reto de demostrarle que tú y él pueden cumplirlos, incluso si los demás no lo hacen.

También puedes leer: Claves para establecer la metodología SMART

Los niños son un gran equipo para nuestro propio desarrollo personal. Quizá este artículo lo leíste pensando en ellos y terminaste aplicándolo a ti mismo.

Además una vez que le enseñas a un niño un buen hábito, él se encargará de recordarte cumplirlo todos los días y hasta en las circunstancias menos esperadas. ¡Seguro crecerán juntos!

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Etiquetas:
Niños Educación
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